Como parte de las experiencias vividas en Alcalá 2007, una de las vivencias que quedarán para siempre en mi corazón de dibujante es la de compartir pequeños momentos con cada uno de los artistas que participan del encuentro.
En el mismo, Ferro se retrata a sí mismo en 1927 yendo a la escuela. La montura es un tejido que había hecho su madre y que el Maestro lo recuerda aún hoy con mucha emoción. Junto al caballo, esta su perro Orli que lo acompaña como todas la mañanas. Detrás, se encuentran sus perros Tom (que observa la escena) y Verdún (echado).
Más atrás, se puede ver el lugar donde vivió. Una galería de paraísos da el marco a la casa de esos años de su infancia. Y más atrás, también se puede divisar una laguna.
Una vez visto el dibujo y escuchado de su voz todo el relato, no pude menos que abrazarlo y agradecerle mucho el momento vivido. Este hermoso regalo de su alma quedará por siempre marcado en mi memoria y mi corazón.
Para saber más de Ferro y el Premio Quevedos, pueden visitar el blog: Ferro es Quevedos
Cada vez que recuerdo como terminamos por aquí ese año, era lo único que nos faltaba...
Conocer al Maestro Mingote es uno de esos sueños que se tienen a sabiendas que muy probablemente nunca se concreten.
Mordillo con los Mimos que dan vida a sus ocurrencias en Alcalá de Henares
